Monday, March 28, 2011

 

Temacapulín permanecerá.

Claudia Campero

Tuve la fortuna de ir a Temaca (como se le dice de cariño a Temacapulín) por primera vez para el V Encuentro del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER) en junio de 2008. Ya me habían contado que era un pueblo hermoso, pero fue hasta ir personalmente que pude constatar lo verdaderamente encantador que es.

Al llegar inmediatamente sientes la paz de una comunidad que vive feliz. ¿Cómo? ¿Todavía hay lugares así en México? Y sí, ahí está Temaca. Sin embargo, los últimos años no han sido fáciles. Temaca está sufriendo porque buscan inundarlo para hacer la presa El Zapotillo.
"Estamos bien ubicados, no queremos su nuevo centro de población"Foto: Marco Von Borstel

Las grandes presas han sido criticadas por sus impactos sociales y ambientales, por provocar grandes desastres, por ser mucho más caras de lo que dicen ser y mucho menos eficientes de lo que prometieron. Sin embargo, se siguen construyendo. ¿Por qué? ¡Porque es un negociazo!

Imagínense nomás cuántas horas de consultoría, cuántos kilos de cemento, cuánto dinero se mueve por las presas… el financiamiento al que se tiene acceso para construirlas.

Pero la gente afectada por las presas la pasa fatal. Un buen día se entera, normalmente por medios de comunicación, no por oficiales de gobierno, que su pueblo está amenazado con desaparecer. Así, simplemente en un futuro no muy lejano inundarán las tierras que guardan sus recuerdos. Ése es el sufrimiento que hoy tiene Temaca.

Lo que me impresiona es que siendo un pueblo muy tranquilo, donde predomina gente mayor, desde hace años se ha transformado en un pueblo combativo. Lo hacen con un estilo muy propio: para evitar que pasen funcionarios a hacerles trampas, bloquean la carretera celebrando el “día del padre”. Honestamente no he escuchado algo similar.

Sólo me gustaría decir una cosa más. Desde aquel junio del 2008 en que me enamoré de Temaca, me entró una seguridad que a mí misma me desconcierta: la seguridad de que Temacapulín no se va a inundar. La certidumbre de que ese pueblo mágico permanecerá. Hoy, con la lucha que está llevando a cabo la gente, me queda todavía más claro.

¡Ríos libres, ríos vivos! ¡Temaca vive, la lucha sigue!

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